jueves, 21 de junio de 2012

jardines en el culo


“Tienes una flor en el culo” es una de mis expresiones favoritas, quiere decir algo así como “Tienes muy buena suerte”, “naciste con buena estrella” o simplemente “menuda potra”.
Y tengo que admitir que sí que la tengo, mucha pero que mucha potra.
Y es que soy experto en meter la pata, en hacer las cosas sin pensar y dejarme llevar por impulsos, pero siempre, cuando la cosa pinta peor, ocurre algo que da un giro de 180 grados a la situación. Si no que se lo digan a todos los administrativos que han recibido mis papeles de becas, cursos, inscripciones y demás en el último minuto, que me rechazaron y que por hache o por be al final siempre entro.
Que se lo digan al gitano aquel de la navaja, que a última hora me pidió perdón y se fue sin llevarse un duro, a los cientos de caminos perdidos de la mano de dios que al final aparecieron para llevarnos a casa (llamemos casa a campamentos, refugios, pueblos o lo que sea). Que se lo digan a la policía secreta o no tan secreta, a los revisores de tren alemanes, a los rayos miopes que fallan por un par de metros o a los acomodadores del circo del sol.
Que se lo digan a las bambalinas, las tablas y telones de cualquier teatro, que cuando parece que todo va a salir mal, en el último momento, siempre alguien da con la frase que nos saca del apuro.
Tengo una lista tremenda de defectos, una habilidad casi nula para coordinar las manos, una memoria patética y me falta concentración, pero si algo se me da bien es la jardinería.
Por eso sé que las flores en el culo hay que cuidarlas, tiene que darles el sol, necesitan agua fresca y limpia y sobre todo movimiento, además que hace falta que les dé el aire de vez en cuando, por lo que nada, a airear el trasero.
Y con todo eso, ¡menudo jardín, chaval!