lunes, 25 de abril de 2011

Música

Sucede a veces que la música va más allá de su función básica para alcanzar nuevas dimensiones, dependemos a menudo de ella, necesitamos gritar sus acordes y sus versos para sentirnos realmente como nos creemos sentir, y no estamos muy seguros si es la música la que nos hace sentir o somos nosotros los que ponemos sentimiento a la música.
tenemos una condición irremediablemente dependiente algunos seres humanos, y, en mi caso, estoy orgulloso de ello. Porque no hay nadie mejor que aquel que prefiere unas buenas notas al ruido vacío de las monedas cayendo en el bolsillo o al parloteo incesante de cualquier estrellucha de poca monta.

Prefiero depender del ritmo, del compás y la armonía que del reconocimiento, la fama y la moneda.

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