lunes, 7 de junio de 2010

una y para casa

Concéntrate chico, sólo tienes que hacerlo, puedes hacerlo...

Piensa que no es tan alto, y si lo es siempre puedes saltar mas fuerte.

Siempre se puede saltar mas fuerte.

¿estoy a salvo? ¿a salvo de qué? Buena pregunta.

De tí mismo, amigo, de esa parte de ti que te acompaña cuando te miras al espejo, la que se ríe cruelmente de todo lo que te rodea.

Entonces no estoy a salvo, nunca lo he estado.

Pero no importa, porque yo soy el único que seguro podrá sobrevivirme, el único al que nunca podré destruir por mucho que me esfuerce en ello, vaya a donde vaya, allí estaré yo esperándome.

Eso da cierta sensación de impunidad.

¿y si la saludo? holaaaa.

¿Qué estás haciendo?

Saludarte, pringao, ¿o es que no lo ves?

A mí no puedes saludarme, sólo puedes tenerme miedo.

¿Miedo? vamos, con esa pinta de espantapájaros...¿que tal te va?

pues hombre... bien.. ¡¿Pero que dices?! ¡Soy cruel e inhumano!¡Se supone que deberías describirme y lamentarte de mi existencia!

¿A si? es posible, pero ya que estamos obligados a vivir el uno con el otro... ¿que tal si nos llevamos bien?

No se... eso no venía en el guión.

Ya, debí perderlo de camino aquí, ¿entonces qué? ¿una cervecita?

¡será...! venga, vale, pero una y para casa ¿eh?

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