miércoles, 31 de marzo de 2010

está acabado.

No puede ni mantenerse en pie, no sabe nisiquiera dónde está. Es poco más que un cadáver...

Pero cuando abre los ojos, hay algo dentro que arde, apenas puede pronunciar palabra pero en su mirada es como si la tormenta aún no hubiera terminado, como si aún le gritara al océano desde lo alto de ese maldito palo. No sé que ocurrirá cuando recupere las fuerzas, quizás vaya a buscar otra tormenta, aquella que sea capaz de hundirle para siempre.

Quiero pensar que yo no soy como él, aún me queda humanidad, tengo motivos por los que sobrevivir, quiero volver, sólo volver a casa para empezar una vida nueva, por eso aún no he perdido la cordura.

El piloto miró al maltrecho capitán postrado en el reducido camarote, a través del ojo de buey la luz se desvanecía, llegaba la noche, una noche que esperaba tuviera un amanecer.

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