Cuando despertó, el hombre estaba realmente solo en la cubierta, el timón a su lado, el mar tranquilo, el sol bien alto en el cielo, y una gaviota blanca mirándole fijamente posada en la proa del barco.
-¿has dormido bien? dijo la gaviota.
- mejor que nunca. Respondió el marinero.
- Me alegro, hace días que nadie duerme como es debido en este trozo de mar, demasiadas peleas.
- Todo el mundo tiene sus guerras, sólo tienen que darse cuenta de dónde está el final.
-Por cierto, ¿te has dado cuenta de que vas desnudo?
- Si, me he dado cuenta.
-¿y el sol, no te quema?
- Si que lo hace, pero me gusta así.
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