miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuando se aprende

Volamos hacia ninguna parte y hacia todas al mismo tiempo, no necesitamos el viento, no necesitamos timón, nuestro coraje nos vale, las velas se hinchan con cada poesía, con cada color, cada mirada y cada recuerdo.

Un pie descalzo dice mucho más que cualquier constitución, una estela de un avión es un camino entre las nuves. Tenemos la mala costumbre de ir a rondarle a Scarlett Yohanson cuando en realidad buscamos a Frida Kahlo, y nos quedamos a medio camino entre el miedo y el deseo.

Sin embargo es el rompemiedos la llave para salir del laberinto, para darse cuenta de que lo importante no es ser el más importante para ser feliz, sino hacer felices a los que te rodean.

No todo el mundo necesita un barco para volar, por la simple razón de que ya tienen alas, eso no significa que tengan que estar o con la tripulación o a kilómetros de distancia, porque siempre podemos echar carreras entre Antares y Orión y rozar los tejados de los rascacielos para levantar una nuve de palomas asustadas.

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