sábado, 8 de enero de 2011

Más humanos

¿qué provabilidad hay de conectar? hacerlo de un modo contínuo, duradero, cambiante y brillante, de sentirse parte del otro sin perder el fuelle. De entontrar la mirada que te sigue, silenciosa, furtiva, esperando a que sueltes un "vente conmigo" o un "quédate".

¿qué provabilidad hay de que esa mirada se dé exactamente en el instante en el que tú estás dispuesto a hablar? o a escuchar, a dejarte guiar.

Poco, mucho, algo, casi, casi nada...


Cuál es la estadística que mide la posibilidad de hablar, hacerte entender y que otros te entiendan, tienen que darse miles, millones de variables para que u simple concepto llegue limpio a su destinatario. Sin interferencias, llano, sin la posibilidad de ser alterado por las circunstancias. De entre los cientos de sentidos que puede tener una palabra a través de su tono, del medio, de la entonación, del contexto, del código cultural en el que se engloba, hace falta que el destinatario alcance a distinguir el real, el sentido de origen, es prácticamente un milagro.

Sin embargo a veces ocurre, la estadística, esa gran mentira, se rompe, salta en mil pedazos y es eclipsada por una realidad mucho mas grande, mucho mas fuerte, la evidencia de que es posible el entendimiento, como dos personas desnudas que se abrazan sin apenas conocerse, pero sintiendo el latido del otro como lo que es, vida. O como la niña que aparta el rifle con la mano, mientras hace lo mismo apartando el odio sólo con la mirada.
O como las manos ásperas de tierra y madera al sujetar el peso frágil del recién nacido.

Ese tipo de milagros deberían ser los nuevos medios de comunicación.
Posiblemente seríamos más humanos.

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